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Diario de viaje: Día 13 y 14

La mañana estaba fría y me esperaban aproximadamente 60km para llegar a Aluminé. Parte del camino era ripio y tenia varias versiones de cuan largo era aquel tramo de tierra y por eso salí temprano de Villa Pehuenia.

hola
Pronto deje los primeros 10km de pavimento atrás llegando al cruce donde se encontraba la oficina de turismo. Compré pan, jamón y queso en un pequeño almacén que había allí y de esa forma ya tenia preparado el almuerzo para ese día. A partir de ese punto el camino ya era ripio que, por suerte, estaba en buenas condiciones. Acompañado por el Rio Aluminé, disfrute de una agradable mañana de pedaleo y llegue a Aluminé antes de lo previsto ya que el tramo de ripio resulto ser mas corto de los que esperaba, unos 20km.


Encontré un camping y me metí. No parecía haber nadie atendiendo pero se escuchaban martillazos en la parte posterior así que me asome para preguntar. Cuando me acerqué, un gran ovejero alemán levantó la cabeza y me miro fijo con actitud guardiana. El obrero que estaba trabajando allí me dijo que el dueño volvería pronto y que podía ir acomodando la carpa. Le pregunté el nombre del perro, que ahora se mostraba mucho mas amistoso, y me dijo que era hembra y que se llamaba India.

El camping estaba totalmente vació. Monté campamento y almorcé. Quería recorrer un poco el centro y tenia que comprar un jabón, pero era el horario de la siesta y seguramente todo estaría cerrado así que, si mucho mas que hacer, dormí un rato.

Me desperté y fui a pasear un rato al centro. La plaza central estaba buena, pero no había mucho que hacer así que compre el jabón y volví al camping. Ademas de jugar con India no tenia nada para hacer, me estaba aburriendo. Desee tener un libro para leer. En ese momento llegaron dos chicas al camping y armaron su carpa. Llevaban grandes mochilas en la espalda así que supuse que viajaban de mochileras.

Foto robada
La luz diurna empezó a desaparecer de a poco. En la oficina del camping me habían dicho que a las 20:00 habilitaban la electricidad y prendían las luces del camping. Pero pasada la hora, el camping todavía seguía en penumbra. Una de las chicas se me acercó y me preguntó si sabia algo sobre el tema de la luz y le dije lo que sabia. En la oficina no había nadie, pero ellas tenían un numero de teléfono al cual llamar. Luego de llamar me dijeron que les habían dicho que en un rato vendrían a prender las luces. Si bien yo podía safar con mi anafe a gas, ellas necesitaban si o si la luz para cocinar ya que su calentador era eléctrico, así que les ofrecí prestárselo cuando termine de usarlo.

Al final, volvió la luz y me invitaron a comer con ellas y por supuesto que acepté ¿Como rechazar tal invitación de dos chicas tan lindas :P? Maru y Sofi recién comenzaban su viaje y se dirigían para el sur al igual que yo. Luego de compartir un buen momento cenando unos fideos "al dente", charlando y compartiendo algunas anécdotas, me fui a dormir. Ya era un poco tarde y al otro día me esperaba un largo tramo de pedaleo, pero había valido la pena cenar acompañado para variar.

Camino
A las 8:00 de la mañana ya estaba arriba de la bici saliendo de Aluminé. Por delante tenía un tramo de 105km hasta Junin de los Andes y la mayoría del camino era de ripio. Prometía ser un día duro de pedaleo y mierda que lo fue.
En la primer hora deje 18km de asfalto atrás y el asfalto dio lugar al ripio, el cual estaba en excelente estado. Eso y el paisaje contribuyeron a que la mañana sea muy agradable. El camino, al igual que el día anterior, iba acompañado por el Rio Aluminé y en el se veían algunos pequeños botes con gente pescando. Mas adelante encontré una maquina que echaba tierra al camino, rellenando los serruchos y haciendo que el camino sea perfecto. Era incluso mejor que ir por pavimento.

Ripio lindo
Mientras yo peleaba contra una subida, me crucé con una señora que venia caminando y me dice "¡Uh uno mas loco que yo!". Entre jadeos y sin parar de pedalear, le pregunte si venia viajando a pata y me dijo que si. Le desee buen viaje mientras me alejaba. La señora solo llevaba un minúsculo bolso de mano en el que no cabía ni una botella de agua. ¿Como hacia para viajar así? ¿Donde dormía? ¿Cuanta distancia recorría?  ¿Hacia dedo? ¿Desde donde venia? ¿Hacia donde iba? ¿Saca agua del río? ¿Y si no hay río que hace? ¿Y la comida? Todas estas preguntas y algunas mas me entretuvieron durante un buen rato y me arrepentí de no haber frenado a hablar con aquella curiosa señora.

Pero pronto otra cosa ocupó mi mente. Habiendo recorrido unos 58km, llegué al puente que cruzaba el Rio Aluminé e inmediatamente después de cruzarlo el ripio empeoró bastante, haciéndose mas duro y pedregoso. Estaba obligado a avanzar lento y el camino me estaba desgastando mucho, pero lo peor estaba por venir.

Adelante mio había una gran montaña; mire hacia la izquierda, otra gran montaña; miré a la derecha, mas montaña. El camino no parecía tener otra alternativa mas que subir. Tenia el traste adolorido y las piernas cansadas por el ultimo tramo de ripio en mal estado, así que cuando la pendiente se hizo presente me bajé de la bici y caminé. Me iba a tomar aquella subida con calma.

A mitad de la subida de la muerte
Tres horas de caminata y 15km después ya estaba en la cima. No se a que altura estaba pero sentía que las nubes estaban mas cerca de lo normal, lo cual me inquietaba un poco. Tenia la esperanza de encontrarme con una bajada equivalente a la subida que acababa de hacer, pero no fue así. Si bien el camino bajó un poco, no bajó tanto como subió.

Un rato después volvió el pavimento y tan solo quedaban 20km hasta Junin de los Andes, pero yo estaba destruido y apenas me quedaba fuerza en las piernas para poder afrontar las subidas y bajadas del camino. Estando ya a 9km de llegar a destino, pinché, cosa que hace 13 días que no me pasaba. Cambie la cámara y seguí pedaleando, cansado ¡Esos últimos kilómetros eran muy largos!

Lindo camping. Caro también.
Cuando por fin llegué a Junin de los Andes, busqué el camping y fui directo. Cuando entré a aquel pintoresco camping vi que había una carpa con dos bicicletas estacionadas afuera y ropa de ciclismo colgada en una cuerda. ¡Mas viajeros en bici! pensé entusiasmado, pero no tuve oportunidad de hablar con ellos ya no los vi. Mas tarde entro caminando otro muchacho con la bici totalmente cargada. Hablamos un rato y resulta que el se iba en micro hasta Bariloche y de allí comenzaba su viaje a pedal de sur a norte hasta San Martin de los Andes.

Sin perder demasiado tiempo, me prepare un suculento plato de fideos y lo devoré frenéticamente ya que no había almorzado y tenia mucha hambre. Luego me fui a acostar, y mientras esperaba a quedarme dormido, pensaba.

Ya estoy en Junin de los Andes. 
Ya estoy en una zona altamente turística. 
Ya estoy en la etapa final del viaje.
Tenia una mezcla de sentimientos; por un lado me sentía feliz de estar cerca de Bariloche y de estar cerca de culminar este viaje disfrutando de una de las zonas mas lindas del país; y por otro lado me sentía un poco triste de saber que la aventura quedaba atrás y que a partir de ahora el camino era fácil.

Me quedé dormido pensando en estas cosas.









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