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Diario de viaje: Día 11

Desperté temprano y el viento parecía haber calmado ¡Menos mal!

Originalmente, el plan era pedalear hasta la ciudad de Zapala y llegar en el día para luego cubrir los 200km desde allí hasta Junin de los Andes, tramo que no me generaba demasiado entusiasmo. Sin embargo, el día anterior había hablado con el dueño del camping y me había aconsejado tomar otro camino mas turístico  argumentando que el que yo tenia planeado era "todo campo". Durante un rato hablamos junto a un gran mapa pegado a la pared y tome la decisión de hacer caso a su consejo.
El nuevo plan consistía en adentrarme en la cordillera ese mismo día y empezar a bajar desde allí hasta Junin de los Andes, desde donde el viaje seguiría según lo planeado anteriormente. Este camino era mas largo, sin embargo, había mas pueblos en donde podría pasar la noche. Ademas, disfrutaría de lindos paisajes y no tendría que pedalear por el medio del campo.


Salí de Las Lajas rumbo al cruce a Chile de Pino Hachado, a 50km de allí. Apenas salí a la ruta me di cuenta de algo: el viento, lejos de haber calmado, seguía soplando con la misma fuerza que el día anterior desde el oeste, hacia donde yo me dirigía. En ese momento supe que sería un día muy duro de pedaleo ya que, ademas del viento en contra, tendría que enfrentarme a mucha subida hasta llegar a la frontera.

Avanzaba lentamente con esfuerzo y solo habiendo recorrido 20km ya estaba cansado. Vi que venía una camioneta y probé suerte con el pulgar. La camioneta paró unos metros mas adelante y un muchacho salió y me ofreció agua. Pero yo no quería eso, yo quería que me lleven jaja. En aquella vieja camioneta viajaba toda una familia chilena que volvía a su casa después de unas vacaciones en la zona de los lagos. Adelante no entraba ningún pasajero mas y atrás había muy poco espacio, sin embargo me llevaron igual.

A dedo
Con el equipaje desarmado, media bicicleta sobresaliendo de la caja y yo acurrucado al lado sosteniéndola para que no se caiga, la camioneta arrancó. El camino no tardó mucho en comenzar a subir y agradecí no tener que haber enfrentado aquellas cuestas con el viento en contra.
En un momento, el paisaje comenzó a cambiar y se podían ver extraños arboles creciendo arriba de las montañas. Era un paisaje muy bello que parecía de otro planeta.

Llegamos a Picho Hachado y me despedí de la familia chilena agradeciéndoles. Aquel lugar no era un pueblo, sin embargo, había algunas cabañas y lugares turísticos al lado de la ruta. Entré en uno llamado "Huskies de los Pehuenes" ya que, según el cartel, allí vendían comida. Luego de subir una fuerte pendiente de unos 500m, llegué al lugar y vi varias cabañas. Crucé la tranquera y me metí.
No parecía haber nadie y no sabia a que cabaña acercarme hasta de una salió un gran perro y comenzó a ladrar. Si había un perro había alguien, así que me acerqué a esa cabaña. Cuando apoyé la bici cerca de la cabaña (seguido por la intensa mirada de aquel imponente perro), una chica salió de la cabaña. Por su forma de hablar, era obvio que era alemana (muy linda por cierto). Le pregunté si allí se podía comer y me hizo pasar.

Cabaña de Huskies de los Pehuenes
El interior de aquella cabaña era increíble, todo era de madera, incluso los muebles. En la pared, cerca del techo, una biblioteca acumulaba libros llenos de polvo y por todos lados se veían elementos de cabalgata, trineo y ski, dejando en evidencia todas las actividades que podían realizarse en aquel lugar. Unos tres o cuatro gatos se acurrucaban en distintos lugares mientras que el gran perro, de nombre Pepe, se echó junto a mi pidiendo caricias.
Todo aquello era un sueño.

Mientras se preparaba la hamburguesa casera que me pedí, le pregunté a la chica como había terminado en aquel lugar. Me contó que había conseguido el trabajo por internet y que solo estaría allí durante la temporada ¿Que loco no?
Le comenté sobre mi idea de acampar al lado de un arroyo que pasaba al lado de la ruta y me recomendó que agarre el camino hacia el sur ya que por allí había lugares muy lindos en los que podría acampar. De todas formas tenia que agarrar ese camino al otro día, así que decidí que le haría caso.

Mientras comía, hojeé un álbum de fotos que mostraba la historia de aquellas cabañas. Resulta que los dueños eran una familia de Buenos Aires y habían construido ellos mismos las cabañas. Tarea nada facil que implicó afrontar duros inviernos y terreno difícil. De a poco se podía ver como el proyecto avanzaba, una cabaña por vez. Una de las cosas mas impresionantes era que, al principio, no había camino transitable para llegar a aquel lugar y tenían que transportar los materiales en trineos empujados por perros.

Cuando terminé de comer me despedí de la chica alemana agradeciéndole la hospitalidad y me fui del lugar sabiendo que algún día volvería para pasar unos días en aquellas cabañas. Una ultima caricia a Pepe y devuelta en el camino.

Doble a la izquierda rumbo al sur por el camino de tierra que conducía hasta Junin de los Andes. Yo todavía estaba "pesado" por la hamburguesa que me había comido, así que cuando comenzaron a aparecer las subidas me baje de la bici y caminé. De todas formas no tenia apuro, era temprano y tenia todo el día para encontrar un lugar adecuado para acampar.


Acampando en el bosque de araucarias
A los lados del camino había muchos de aquellos extraños arboles que había visto en el camino, y pronto llegué a lo que parecía ser un bosque. Allí había bastante gente pasando el día.
Una familia que estaba haciendo un asado al lado del camino me miraba mientras yo pasaba caminando empujando la pesada bici. Los salude por cortesía y el señor me pregunto si  estaba apurado. Le contesté que no y me ofreció quedarme a comer. Yo ya había almorzado pero tranquilamente podía almorzar devuelta ¡Sobre todo si te trataba de una asado!

Aquella familia era de la pequeña ciudad de Cutral-có y, al igual que la mayoría de las personas allí, estaban pasando el día en aquel hermoso bosque. Durante unas horas me quedé allí comiendo, charlando y riendo con ellos. Muy buena gente. Me comentaron que aquellos arboles se llamaban araucarias o pehuenes y que su fruto, el piñon, era muy codiciado. Por lastima no estaban lo suficientemente maduros como para que caigan y no los pude probar.

Recorriendo el bosque de araucarias
Cuando ya estaba atardeciendo, la familia se fue y me adentré un poco mas en el bosque para alejarme del camino y acampar cerca de un arroyo. Dediqué la ultima hora de luz para recorrer el lugar en busca de ramas secas para hacer un fuego mas tarde. Varios arroyos corrían por aquel lugar y mas adelante desembocaban en un río. Aquel lugar era mágico, solo faltaban los duendes y las hadas.

Cuando comenzó a caer la noche quedé solo en el bosque y prendí una pequeña fogata ¿Por qué? No iba a usar el fuego para cocinar ni para alumbrar ni para calentarme, simplemente quería hacer un fuego. No sé.
Cuando ya estaba totalmente oscuro, el bosque te tornó un poco aterrador así que apagué el fuego y me fui a dormir. Definitivamente cambiar de ruta fue la mejor decisión que pude haber tomado.







5 comentarios:

  1. Sos un groso amigo! By Enuel Morales :)

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  2. hola Pablo,muy bueno el viaje te cuento q vos recorriste la [ruta del Pehuen[ o parte de esta entre las lajas y alumine. Queria que pases tarifas de los camping por favor,de San Rafael,Las lajas,Villa pehuenia,Alumine. (fue hace casi un año tu viaje pero sive la data igual) GRACIAS POR COMPARTIR TU EXPERIENCIA CAPO!!!

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  3. Gracias che! En San Rafael no estuve, te paso los precios de los demas lugares (tené en cuenta que yo era una sola persona, con carpa y sin auto).

    Las Lajas: $22
    Villa Pehuenia: $35
    Aluminé: $30

    Espero que te sirvan estos datos! Saludos!!

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  4. ehhyy estupenda crónica de viaje..y que recuerdos también estuvimos en "Huskies de los Pehuenes" de los sitios mas alucinantes que hemos estado https://www.facebook.com/viajando.enbici/media_set?set=a.113701175413701.15372.100003214575953&type=3 bueno nosotros también nos encantaría volver por allí...

    Saludos Pablo

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  5. ¡Muy bien relatada la crónica! Te comento que también estoy bajando por la RN40 y también me han convencido de hacer el camino hacia V. Pehuenia. Pasado mañana me toca desde Chos Malal hasta Las Lajas.

    ¡Gracias por el relato!

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